Definición: ¿qué es la cultura del error?
Del error a la cultura del error
Cultura positiva y negativa del error: ¿cuáles son las diferencias?
Por qué tu equipo necesita una cultura abierta a los errores
Cabinas de mando, hospitales, y similares: ¿modelos de conducta para tu cultura del error?
Trabajar mano a mano: cultura activa del error y trabajo ágil
Resumen
Una compañera de trabajo comparte contigo información falsa. Tus amigos se olvidan de tu cumpleaños. De camino a la reunión con un cliente te pierdes y llegas tarde. Qué situaciones tan molestas, ¿no? Es verdad que los pequeños y grandes errores que cometen los demás o que nos ocurren a nosotros pueden llegar a frustrar repetidamente nuestros planes. Y esto, a su vez, puede afectar al estado de ánimo y provocar conflictos. No es raro que los propios errores hagan merma en la autoestima. Sobre todo cuando ocurren en el trabajo. Al fin y al cabo, todos queremos destacar y sobresalir por nuestro rendimiento y experiencia. Es normal que las cosas vayan mal de vez en cuando. Pero lo más importante es cómo reaccionamos ante este tipo de situaciones. Lo preferible es que reacciones de manera tranquila, intentando centrarte en encontrar soluciones y sin acusar a nadie. Cada vez son más las empresas que son conscientes de esta problemática y empiezan a integrar una cultura del error.
La cultura del error hace referencia a la manera de tratar los errores en un equipo, una organización o una sociedad entera. Esta forma parte de la cultura corporativa de las empresas e incluye los siguientes aspectos:
¿Cómo reaccionan los directivos ante los errores?
¿Cómo se evalúan los errores? ¿Como un signo de debilidad o como algo completamente normal?
¿Cómo afrontan los empleados las consecuencias de los errores?
¿Cómo afronta la dirección los riesgos y los errores?
¿Cómo se habla de los errores?
Allá donde haya gente viviendo y trabajando, siempre se cometerán errores. Se pueden cometer errores por descuido, errores de razonamiento o pueden surgir malentendidos en la comunicación. Con el paso del tiempo, consciente o inconscientemente, se acaba estableciendo en la empresa o en el equipo una determinada forma de abordar estos errores. Algunas organizaciones regulan explícitamente la forma en que sus empleados deben afrontar los errores y contratiempos. En otras, en cambio, no existen directrices definidas al respecto. Pero a pesar de no existir una gestión consciente de los errores, sí que existe una determinada cultura del error. Surge de forma bastante automática y espontánea cuando varias personas tienen que trabajar juntas.
Sin embargo, esto no significa que los directivos deban dejar al azar la cultura del error de sus equipos. Porque hay grandes diferencias entre una cultura positiva y una negativa.
Existe una diferencia clave: en una cultura positiva del error, los errores se aceptan como algo inevitable. en una cultura negativa del error, los errores son males que deben evitarse a toda costa, y quienes los cometen son penalizados por ello.
Otras diferencias importantes asociadas son:
La apertura a los errores: en una cultura positiva del error, los contratiempos y los fallos se comunican abiertamente, mientras que en una cultura negativa del error se ocultan o encubren por miedo a las sanciones.
El potencial de aprendizaje: las empresas con una cultura positiva del error ven en los errores una oportunidad de aprendizaje. Analizan qué salió mal y cómo se pueden hacer mejor las cosas en el futuro. Una cultura negativa del error carece de este enfoque.
La dinámica de equipo: en una cultura positiva del error, se da una fuerte colaboración y comunicación apreciativa entre los miembros del equipo. Una cultura negativa del error está dominada por la desconfianza y el miedo.
Tanto los empleados como toda la empresa en general se benefician de una cultura positiva del error.
Un mayor aprendizaje: cuando los equipos hablan abiertamente de los errores, se crea un clima de aprendizaje continuo. En lugar de repetir los mismos errores, los empleados pueden aprender de ellos y crecer personal y laboralmente.
Una mayor creatividad: si los empleados no tienen miedo al fracaso y a las consecuencias negativas, estarán más dispuestos a probar nuevas ideas. Esto permite que surjan soluciones innovadoras.
Una mayor cohesión: afrontar abiertamente los errores fomenta la confianza dentro del equipo. Los empleados se sienten seguros para expresar sus opiniones y preocupaciones y se apoyan mutuamente cuando ocurren percances. Esto refuerza la cohesión.
Menos estrés: si los errores no se asocian a sanciones, se reduce el nivel de estrés y ansiedad en la vida laboral cotidiana. De este modo, se consigue que los empleados estén más satisfechos y un ambiente de trabajo más positivo.
Para seguir siendo competitivas en el vertiginoso mundo actual, las empresas deben ser capaces de adaptarse y aprender. Una cultura positiva del error puede contribuir en este sentido creando un entorno de trabajo saludable, una cultura de aprendizaje propicia y un marco seguro para la innovación. Por supuesto, ninguna organización es perfecta, al igual que tampoco lo es ninguna cultura del error. No obstante, cada paso que se da hacia una actitud de aceptación de los errores y hacia la búsqueda de soluciones puede contribuir al éxito de la empresa a largo plazo.
Fundamentos de una cultura positiva del error
Una cultura positiva del error se basa en unos principios básicos claros:
Los errores forman parte de la vida. La empresa acepta que siempre se cometerán errores. Los directivos y los empleados se preparan de la mejor manera posible para reaccionar eficazmente en situaciones de error y avanzar rápidamente hacia una solución.
No hay chivos expiatorios. En lugar de buscar culpables, todos se concentran en reconocer y abordar las causas subyacentes juntos.
De los errores se aprende. Los errores son oportunidades de aprendizaje. Analizándolos, los equipos pueden optimizar continuamente sus procesos, eliminar los puntos débiles y trabajar para evitar que vuelvan a producirse los mismos errores.
La integración de estos principios en la cultura empresarial crea un entorno en el que los empleados se sienten respaldados y se atreven a asumir la responsabilidad de sus errores.
Consejos para introducir una cultura positiva del error
Para establecer una cultura positiva del error a largo plazo, los directivos deben pronunciarse repetidamente a favor de los valores de esta cultura.
Los siguientes consejos pueden ayudarte a realizar la transición hacia una cultura del error saludable:
Promueve una comunicación abierta: anima a tu equipo a hablar abiertamente de los errores. Esto puede hacerse mediante reuniones periódicas o rondas de feedback. Un oído abierto a las preocupaciones y sugerencias demuestra que valoras las opiniones de tus empleados.
Análisis de fallos en lugar de buscar culpables: en lugar de buscar inmediatamente a alguien a quien culpar, debes concentrarte en analizar el error. ¿Qué provocó el error? ¿Cómo puede evitarse en el futuro? Un enfoque orientado a las soluciones fomenta la proactividad.
El feedback como herramienta de aprendizaje: utiliza el feedback no solo como medio de corrección, sino también como herramienta de aprendizaje. Destaca lo que ha ido bien y sugiere ideas constructivas para mejorar la situación.
Sé un buen ejemplo para los demás: muéstrales a tus empleados cómo afrontar los errores de forma orientada a los objetivos. Asume tus propios errores, afróntalos abiertamente y da un buen ejemplo de cómo se puede aprender de los errores.
Diversas industrias han reconocido lo importante que es una cultura abierta a los errores. En estas industrias, caracterizadas por asumir grandes riesgos, un enfoque proactivo de los errores no solo puede minimizar los riesgos, sino también reforzar la confianza en la organización. Y en las industrias que trabajan constantemente a toda velocidad en nuevas innovaciones, una cultura abierta a los errores puede ser una buena forma de avanzar con rapidez y creatividad. Los directivos pueden inspirarse en estos modelos para establecer una cultura del error eficaz en su propia empresa, en consonancia con los riesgos y objetivos individuales.
El trabajo ágil se basa en la flexibilidad, la adaptación rápida y el desarrollo continuo. Aquí es precisamente donde una cultura activa del error desempeña un papel clave. Cuando los equipos trabajan de forma ágil, se fomentan los experimentos y las iteraciones, por ejemplo, con el pensamiento de diseño o el Design Thinking. En esos casos pueden producirse errores, que se consideran una parte natural del proceso de aprendizaje. En lugar de quedarse atrapado en viejos patrones, se puede corregir rápidamente el rumbo de la situación. De este modo, el trabajo ágil no solo se ve respaldado por una cultura positiva del error, sino que también se optimiza. Esto crea un entorno dinámico en el que la creatividad y la mejora continua van de la mano.
Una cultura positiva del error es esencial para que las empresas modernas promuevan la apertura y la innovación y traten los errores de forma específica. En tu papel de directivo, tienes un papel central que desempeñar. Mediante una comunicación abierta, comentarios constructivos y enfoques orientados a la búsqueda de soluciones, puedes crear un entorno en el que tus empleados se sientan seguros y valorados. Depende de ti no ver los errores como obstáculos, sino como oportunidades de crecimiento y progreso.
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