La definición de salud

¿Qué es exactamente la salud? Existen diferentes definiciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la salud como un «estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La salud es, por tanto, un constructo global que no solo se refiere a la integridad física, sino también al bienestar psicológico. La OMS también afirma que la salud es uno de los «derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, opinión política, o condición económica o social». Por lo tanto, es un bien que todos pueden y deben tener a su disposición.

Buda nos inspiró a todos con esta frase: «Cada ser humano es el autor de su propia salud o enfermedad». Es cierto que no nos podemos tomar esta frase al pie de la letra porque la salud de una persona no siempre depende únicamente de uno mismo, pero sí que se puede decir que cada uno de nosotros puede contribuir o no por sí mismo al propio bienestar. Por su parte, los directivos y las empresas también pueden colaborar a este respecto y crear condiciones favorables para la salud en las que los empleados experimenten menos estrés.

Veamos primero qué puedes hacer para gestionar bien la carga de trabajo.

Cuidar la vista tanto en la oficina como en casa

Muchos no son conscientes de ello, pero trabajar todo el día frente a una pantalla es una ardua labor para nuestros ojos. Una o dos pantallas en el trabajo, el móvil, la tablet, la televisión... A la larga, este esfuerzo constante se vuelve agotador para nuestros ojos. Cuando miramos tanto a la pantalla durante un extenso periodo de tiempo, podemos acabar sufriendo lo que conocemos como el síndrome visual informático: concentramos la mirada en una zona de visión pequeña, por lo que nuestra mirada permanece fija mucho tiempo y parpadeamos demasiado poco. En consecuencia, se produce sequedad en los ojos, lo que a su vez puede causar inflamación ocular, visión borrosa, dolores de cabeza, de espalda o de cuello o, en el peor de los casos, incluso miopía. La sequedad ocular provocada por pasar mucho tiempo frente a una pantalla es un tema muy grave que hay que tomarse en serio. Aquí van dos consejos con los que puedes prevenir la sequedad ocular: ventila y haz una pausa.

Ventilar la oficina o la casa es importante porque el aire interior seco es perjudicial para los ojos secos. Si el aire circulante es especialmente seco, es aconsejable, por ejemplo, colocar un pequeño recipiente con agua sobre la calefacción o, cuando estés en casa, un tendedero con ropa húmeda.

Los descansos regulares también son útiles para dar a tus ojos un breve descanso para que puedan recuperarse del estrés. También puedes probar a cerrar los ojos durante 20 segundos. Mientras estés en ello, piensa en vastos parajes naturales que te hagan salir de las paredes de tu oficina o casa. Otra idea que puede serte de ayuda es colocarte un paño húmedo en los ojos.

Por qué es importante llevar una buena alimentación

Informes recientes muestran que la obesidad es uno de los mayores retos sanitarios del siglo XXI en todo el mundo. La razón suele ser una combinación de poco ejercicio y una alimentación poco saludable, por ejemplo, debido a la falta del tiempo provocada por el trabajo. Por lo tanto, es importante comer sano e incorporar suficiente ejercicio también durante la jornada laboral. Pero ¿qué es una buena alimentación? Una dieta sana incluye un menú variado con muchas verduras y frutas frescas, así como cereales, preferiblemente en su variedad integral. Las legumbres, la carne y/o el pescado como proveedores de proteínas y muchas hierbas frescas también deberían formar parte de ella. Con esta dieta variada mantendrás tu peso en unos niveles saludables a largo plazo y reforzarás tu metabolismo, tu sistema inmunológico y tu organismo. Esto garantiza que tu organismo reciba un aporte óptimo de diferentes nutrientes, como vitaminas, minerales y oligoelementos.

Para asegurarte de que comes bien durante las horas de trabajo, lo mejor que puedes hacer es preparar la comida el día anterior. ¿Por qué no llevar contigo al trabajo un bol de fruta fresca y copos de avena para desayunar, una ensalada con queso de cabra y nueces para almorzar y una manzana y una mezcla de frutos secos para merendar? Una buena tostada de pan integral con tomate y jamón también puede ser un buen desayuno para empezar el día con energía, quizás seguido de unas lentejas con patatas para el almuerzo y unos frutos secos o una pieza de fruta para la merienda. Los que llevan su propia comida al trabajo evitan recurrir a alternativas poco saludables, como, por ejemplo, unas magdalenas o bollos industriales por la mañana porque no hay otra cosa para desayunar, o acabar comiendo siempre pizza o pasta de la cantina o restaurante más cercano, lo que provocará que te acabe dando un bajón de energía por la tarde. No lo entiendas mal, no se trata de prohibir totalmente ciertos alimentos. Una alimentación sana es una cuestión de equilibrio: no hay nada de malo en tomar un trozo de chocolate por la tarde o comer una pizza cuando el equipo tiene algo que celebrar o te apetece.

Y no te olvides de beber agua: de dos a tres litros de agua o té de hierbas o frutas sin azúcar al día deberían ser suficientes. Lo mejor es que coloques la bebida junto a tu ordenador en el escritorio. Así tendrás siempre presente que tienes que beber y podrás dar un sorbo a tu botella cuando lo necesites. Pero ten cuidado de mantener una distancia suficiente para no acabar salpicando el ordenador o el resto del equipo informático.

Incluir suficiente ejercicio y momentos de relajación durante las horas de trabajo

Según un informe de la OMS, la falta de actividad física es uno de los mayores riesgos para la salud. Más de una cuarta parte de los adultos de todo el mundo no hacen suficiente ejercicio, ¡y en España la cifra alcanza el 46 %! Esto puede tener graves consecuencias, como enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades de las articulaciones. Por no hablar de que puede acortar la esperanza de vida. Como ves, el ejercicio es importante, así que trata de integrarlo en tu rutina de trabajo en la oficina. Hay muchas formas de hacerlo, como subir las escaleras en lugar de coger el ascensor, ir andando o en bicicleta al trabajo, trabajar en un escritorio de altura regulable o participar de pie en algunas reuniones en lugar de sentado. Quizá se te ocurran más ideas: piensa en lo que puedes hacer para que tu jornada laboral sea lo más activa posible. Incluir una pausa activa también es una buena idea: puedes dar un paseo cerca de la oficina o tu casa, ya sea solo o con tus compañeros, hacer algo de yoga en casa o salir a correr durante treinta minutos. También puede que te apetezca hacer algunos ejercicios sencillos para la espalda durante la pausa para prevenir los dolores de espalda causados por estar tanto tiempo sentados en la misma postura.

Si, por el contrario, ya tienes una vida cotidiana muy activa, por ejemplo, porque trabajas en una guardería o en enfermería, se aplica otro concepto: haz pausas tranquilas para relajarte y permitir que tu cuerpo descanse. Aunque también puedes realizar ejercicios de espalda o yoga, es decir, los movimientos moderados y de apoyo, ya que son útiles para mejorar la postura y fortalecer los músculos de la espalda.

Trabajar en armonía con la vida personal

Para mantenerse sano a largo plazo, también es especialmente importante saber conciliar entre la vida personal y profesional. Encontrar un equilibrio entre las dos partes es el estado ideal para que la salud no se resienta. Por lo tanto, es deseable que como empleado consigas conciliar tu vida privada, es decir, tus aficiones, amistades y familia con tu trabajo. En ocasiones, esto puede someterte a mucha presión, sobre todo cuando hay mucho estrés en el trabajo y sientes que estás descuidando tu tiempo libre.

Para poder concentrarte realmente en tu tiempo libre al final del día y no seguir teniendo en la cabeza las tareas pendientes del trabajo, puedes seguir estos consejos:

• Establece una rutina para finalizar la jornada laboral. Esto te ayudará a percibir con mayor claridad la frontera entre el trabajo y el ocio y a desconectar mejor del trabajo. Por ejemplo, podrías salir a correr, reflexionar brevemente sobre tu día en el trabajo, o leer un libro tranquilamente durante 30 minutos.

• Incluye tus citas y compromisos sociales en tu calendario personal. Durante las horas de trabajo, siempre hay plazos que cumplir. También puedes seguir este mismo concepto con tu tiempo libre: incluye todas tus citas y compromisos sociales y personales en tu calendario: quedadas con amigos para ir a tomar un café o al cine, cursos, clases de deporte, citas románticas... De este modo, es más probable que aproveches al máximo el tiempo libre y no te quedes sentado en el sofá toda la tarde.

• Y recuerda que no pasa nada si a veces queda algo por hacer. No siempre hay que hacerlo todo inmediatamente, a veces simplemente hay demasiadas tareas para un solo día. Dejarlo para el día siguiente también está bien. No tienes por qué avergonzarte ni sentir remordimientos. Después de todo, mañana será otro día. Simplemente, anota las tareas que hayan quedado pendientes para el día siguiente cuando acabe el día. Así seguro que no se te olvida nada. 😉De esta forma, ya no te quedarás rumiando en esos pensamientos y al día siguiente sabrás inmediatamente con qué puedes empezar.

También puedes echar un vistazo a nuestro curso electrónica sobre gestión del estrés. En él encontrarás muchos consejos útiles sobre cómo afrontar el estrés durante el trabajo y al final de la jornada.

Liderazgo saludable: cuidado del personal y autocuidado

Para disfrutar de unas condiciones de trabajo saludables a largo plazo, no solo los trabajadores deben ser conscientes de su salud, sino también los directivos. Gracias a su función de modelo a seguir y a su posición, pueden influir en el comportamiento saludable de los empleados. La concienciación de los directivos por la salud de los empleados y la acción resultante se denomina cuidado del personal. Los directivos pueden crear condiciones en las que los empleados presten atención a su propio bienestar. Pueden lograrlo, por ejemplo, haciendo un esfuerzo consciente para que sus empleados reduzcan las horas extraordinarias lo antes posible o para que no acumulen demasiadas en general. Pueden ofrecer activamente su mediación en caso de conflictos graves en el equipo para lograr de nuevo un ambiente de trabajo más agradable y sano; o también pueden ofrecer su ayuda en situaciones difíciles.

Sin embargo, también es importante que los directivos cuiden de su propia salud. Los directivos experimentan a menudo niveles especialmente elevados de estrés y tensión psicológica, por ejemplo a causa de las interacciones con sus propios superiores, los desacuerdos con los empleados o las frecuentes interrupciones del trabajo. Estas tensiones múltiples también pueden afectar al estado de ánimo y al comportamiento de liderazgo de un dirigente. Y el comportamiento de liderazgo tiene una influencia significativa en la salud de los empleados, tanto positiva como negativamente.

Así que ya lo ves, tanto los directivos como los empleados deben ser conscientes de lo que significa la salud y trabajar activamente para mantenerla a largo plazo. Si deseas saber más sobre el apasionante tema de la salud en el lugar de trabajo, echa un vistazo a nuestro curso de formación en línea sobre el trabajo saludable.