Hablador, reservado, emotivo... Cada persona es un mundo y tiene una personalidad única. Y, por supuesto, tus empleados también tienen sus propios rasgos de personalidad y unas necesidades diferentes. De buenas a primeras, puede parecer abrumador, pero no temas. Toda esta diversidad es un enriquecimiento para tu equipo. Además, te plantea una serie de retos que tendrás que resolver en tu papel de líder: ¿cuál es la mejor manera de tratar a los distintos tipos de empleados? ¿Por qué ciertas condiciones de trabajo motivan a algunos miembros del equipo y frustran a otros? En este artículo aprenderás cuáles son los cuatro tipos de personalidad que distingue el conocido modelo DISC y cómo puedes apoyar a estos cuatro tipos a que desarrollen todo su potencial.
El modelo DISC es una herramienta muy conocida y empleada en la psicología que fue desarrollada en la década de 1920 por William Moulton Marston y que clasifica el comportamiento de las personas en cuatro tipos:
El tipo Dominante
El tipo Influyente
El tipo eStable
El tipo Consciente
A continuación, te enseñamos más sobre los cuatro tipos de personalidad del modelo DISC. Pero no olvides que las tipificaciones no son más que una simplificación de la realidad. Nadie corresponde 100 % a un perfil concreto. Todos somos una mezcla individual de muchas características diferentes, que ni siquiera los tests científicos de la personalidad pueden describir por completo. Sin embargo, las herramientas como el modelo DISC pueden ser muy útiles a la hora de evaluar mejor a tus semejantes y establecer una relación de comprensión mutua. Así que no te lo pienses y utiliza esta metodología para que te guíe en tu camino hacia un liderazgo más justo y acorde a todos los tipos de personalidad.
Los tipos dominantes son estrategas. Tienen buen ojo para hacerse una idea del panorama general, desarrollan estrategias eficaces con rapidez y dinamismo y les gusta llevar la delantera. Para alcanzar sus objetivos y lograr cosas extraordinarias, están dispuestos a asumir riesgos. Toman decisiones con rapidez, pero lo hacen basándose en hechos lógicos y de forma racional.
Su mentalidad práctica, su ambición y su fuerte voluntad dan lugar a un comportamiento dominante. Esto se manifiesta, por ejemplo, en un lenguaje corporal seguro, un contacto visual directo y un comportamiento comunicativo enérgico. Debido a su rápido ritmo de trabajo y a su asertividad, los tipos D a veces son percibidos por los demás como impacientes, agresivos o mandones.
En un equipo, los tipos dominantes tienen un efecto motivador e impulsor. Su alto rendimiento y su orientación a los resultados pueden ser contagiosos. Los tipos D suelen estar en puestos de liderazgo y tener funciones de gran responsabilidad.
Los empleados con rasgos de carácter dominante requieren de ti claridad y que les dejes espacio para desarrollar sus propias estrategias.
Para los tipos dominantes, lo mejor es crear un entorno de trabajo orientado al futuro en el que puedan obtener rápidamente una buena visión general de los hechos y las cifras.
Cuando hables con los tipos D, ve directamente al grano. Comunícate de forma clara y concisa.
Asígnales tareas que les planteen un reto y que requieran nuevas ideas y no tanto tareas rutinarias. Es importante que sepas reconocer sus logros y su esfuerzo.
Los empleados del tipo dominante suelen aceptar bien las críticas y tienen una mentalidad orientada a las soluciones. Por lo tanto, sé claro cuando surjan conflictos y aborda directamente las medidas para mejorar el rendimiento.
Apoya a los tipos D en su desarrollo dejándoles que elaboren soluciones por sí mismos. Aunque también es necesario enseñarles a sopesar los riesgos y obstáculos que hay que tener en cuenta cuando se traza un plan porque su mentalidad enérgica no les dejará pensar 100% con claridad.
Los tipos influyentes son idealistas y líderes en innovación. Les encanta desarrollar ideas creativas. Al igual que los tipos dominantes, tienen talento para obtener una visión de conjunto de una situación. Pero, en lugar de actuar de forma racional y estratégica, los tipos influyentes actúan de forma emocional e intuitiva. Para ellos, es muy importante hacer contactos allá donde vayan y mantenerlos a largo plazo. Este es sin duda uno de sus puntos fuertes más destacados. Les gusta ser el centro de atención, son habladores y no temen acercarse a los demás y mostrarse abiertamente.
Debido a su naturaleza orientada a la acción, a los tipos I les gusta tomar la iniciativa. No es raro que llamen la atención por su aspecto extravagante y resulten ser actores con un encanto cautivador. Aunque los tipos influyentes son muy comunicativos, a veces tienden a molestar a la gente y se les percibe como inquietos o egocéntricos.
En el equipo, los empleados influyentes desempeñan el papel de inspirador. También poseen un don para hacer contactos.
Las personas con cualidades influyentes sienten una gran necesidad de libertad, también en su trabajo. Tu tarea como líder es proporcionarles un marco base que les permita guiarse en su trabajo, pues sus ansias de libertad frenan la creación de estructuras fijas.
Ofrece a los tipos I un entorno de trabajo y unas actividades con las que puedan identificarse.
No te limites a hablarles de hechos y cifras, e intenta que disfruten de vuestras charlas y reuniones. Asegúrate de seguir un hilo conductor.
A los tipos influyentes les cuesta realizar tareas que requieran de pensamiento analítico. Por el contrario, florecen en actividades que generan muchas oportunidades de contacto. Intenta proporcionarles un marco estructurado con instrucciones claras y comprobaciones regulares de sus progresos.
Los tipos I se toman las críticas como algo personal. Reaccionan emocionalmente o intentan restar importancia al problema cuando se dan cuenta de que no pueden evitar un conflicto. Es importante que sus intentos por rehuir un enfrentamiento no te frenen, no te dejes influenciar e indícales cuál es el problema.
Y dirige siempre el desarrollo de los tipos I hacia objetivos concretos. Estableced conjuntamente planes de acción detallados y evaluad el desarrollo a intervalos regulares.
Los tipos estables son personas de relaciones hasta la médula. Para ellos es importante que todos los miembros del equipo se sientan cómodos y se lleven bien entre sí. Valoran una convivencia armoniosa y contribuyen activamente a ella a través de su naturaleza socialmente orientada y mediadora. Tranquilidad, empatía y compañerismo: estas son las cualidades que distinguen a los tipos S. A diferencia de los tipos dominantes e influyentes, que siguen una visión de conjunto, los tipos estables se centran en los detalles.
La constancia y la seguridad son importantes para ellos, de ahí que se les llame estables. Esto también se refleja en su estilo de comunicación paciente y en su ritmo de trabajo constante. Su comportamiento sensato y orientado al trabajo en equipo a veces también es percibido por quienes les rodean como lentos, pasivos o sumisos.
Para el equipo, los tipos S son un pilar central. Se aseguran de que todos los miembros del equipo estén atendidos y son un confidente para muchos colegas. En los conflictos, hacen las veces de mediadores porque se les da genial.
Tus empleados de tipo S hacen mucho por los demás miembros del equipo. Como líder, tu función es estar ahí para ellos, porque también necesitan a alguien a quien recurrir. Liderar con empatía y ofrecerles apoyo es especialmente importante para este tipo de empleados.
Crea un entorno de trabajo estable para que los tipos S no estén sujeto a cambios constantes.
Tómate el tiempo suficiente para hablar con un tipo estable. Muestra un interés sincero por él o ella como persona y no te limites a intercambiar frases superficiales.
Asígnales tareas de tipo estable que requieran trabajo en equipo, una rutina y atención al detalle. Apóyalos cuando tengan que realizar proyectos nuevos o tareas urgentes.
A los tipos S no les gustan los conflictos y se toman muy a pecho las críticas. Por lo tanto, intenta hacerlo con tacto. Aprende a separar los comentarios críticos de las palabras de agradecimiento y dedícales también palabras positivas y elogios.
Fomenta el desarrollo de los tipos S con paciencia y dedicación. Desarrolla con ellos un plan concreto, paso a paso, con el que se mantengan activos y no recaigan en viejos patrones.
Los tipos conscientes son analistas. Quieren comprender el mundo que les rodea y llegar al fondo de las cosas, que es lo que les impulsa a seguir adelante. Su poder de observación les ayuda a captar rápidamente nueva información y a que no se les escape ni el más mínimo detalle. Cuando los tipos C tienen que tomar decisiones, sopesan cuidadosamente las distintas variables. Les gusta basarse en datos y hechos y actuar de forma muy reflexiva.
Los tipos C conceden gran importancia a la precisión y realizan sus tareas concienzudamente. En su trato con los demás son serios y reservados, y su aspecto es siempre correcto, por lo que los demás pueden pensar a veces que son rígidos y reservados; además, su comportamiento deliberativo puede dar la impresión de que son indecisos.
Los tipos C enriquecen al equipo con su enfoque racional y minucioso. Les gusta analizar los problemas desde la objetividad, entender el porqué de las cosas y desarrollar soluciones bien pensadas.
Los empleados conscientes se sienten cómodos cuando el trabajo está estructurado y es de tipo empresarial. El estilo de liderazgo apropiado para estos miembros del equipo es delegar tareas.
Ofrece a los tipos C un entorno laboral en el que puedan trabajar a fondo, que se caracterice por unas normas claras y que no cambie bruscamente todo el tiempo.
Prepárate a fondo para las conversaciones con los tipos C. Estructura tus peticiones y no te vayas por las ramas. Puedes ganarte a este tipo de personalidad con argumentos, hechos y cifras.
Delega tareas que requieran precisión, alta concentración y pensamiento analítico. Elogia la atención al detalle y la calidad de los resultados.
En los conflictos, los tipos conscientes adoptan rápidamente una postura defensiva. Como definen su valor por su rendimiento, las críticas les afectan mucho. Sé serio y expón tus argumentos con objetividad. En caso de que la situación se tuerza, cíñete a citar los hechos. A continuación, define medidas detalladas con objetivos y plazos claros.
Los tipos C parecen a veces resistentes al cambio. Apóyales en su desarrollo dándoles tiempo para analizar las nuevas circunstancias y adaptarse a los cambios.
Para comprender mejor a tus empleados, puedes utilizar como guía los modelos de tipos como el modelo DISC. Estos pueden darte ideas sobre cómo motivar y dirigir a las diferentes personalidades de tu equipo, y cómo utilizar esta diversidad para conseguir que aumente el rendimiento.
Pero tampoco te obsesiones. Incluso el modelo DISC, ampliamente utilizado, ofrece únicamente una categorización aproximada de los rasgos de personalidad. Cada persona es única. Muestra comprensión por los diferentes estilos y puntos fuertes de las distintas personalidades y responde con empatía e individualmente a tus empleados. Solo así conseguirás ser un buen jefe para todos.
En nuestro curso «Liderazgo basado en la personalidad» recibirás consejos de liderazgo en profundidad y sugerencias prácticas sobre cómo puedes evaluar mejor los tipos de personalidad de tus empleados y también reflexionar sobre tu propia personalidad.